miércoles, 2 de enero de 2013

Saber vivir

Ella se llama como quieras que se llame, vive donde quieras que viva, ponle lugar, ponle nombre. Solo sé que se mueve al compás del ritmo de la vida. Avanza y se mueve como si ésta no se detuviera, y la verdad es que no lo hace.

Siempre hacia delante, avanza a veces con paso firme, y otras veces flaqueante, pero siempre para delante, nunca hacia atrás.

Ríe, llora, grita y sonrie. También se enoja y pelea pues no es una santa y no pretende serlo, sabe que perfecta no es aunque a veces se exija como si lo fuera. Piensa y reflexiona, también actúa, pero se toma su tiempo, se detiene y alcanza un respiro, solo un momento para cabilar qué es lo que está haciendo aquí y hacia a dónde va, para después retomar su paso y seguir en su caminar.

Las respuestas no las tiene a todas las preguntas, sin embargo lucha por quedarse con la versión que la deje más satisfecha con sí misma y con los demás. Cree y no, sabe y no, a veces necesita más que un simple sí o no.

Avanza si le convence, se detiene y piensa si no lo entiende. No descarta por nomás, después de ver diferentes opciones, toma con fuerza la que más la convence, y una vez tomada se aferra a ella con todas sus fuerzas, lucha por ella y no deja que nada ni nadie la toque para hacerle daño.

A veces se lanza al vacío, pero es de hunanos errar. Se dice a ella misma que todo tiene solución menos la muerte y se levanta muy segura, para seguir en su caminar, a veces pausado y sereno, y aveces agitado e intranquilo. Tranquila, agitada, feliz o triste, sabe que de eso se trata la vida, y no espera a que pase la tormenta, pues ella a sabido bailar también bajo la lluvia, simplemente por saber vivir.