
Un funeral es el reconocimiento público de nuestra pérdida y estamos tan acostumbrados a que cuando alguien fallece hacerle uno. Eso nos proporciona un espacio seguro para vivir la tristeza y un tiempo en familia para el apoyo y consuelo. Además considero que este proceso nos ayuda a asumir la pérdida.
En estos momentos de confinamiento es imposible tener este ritual social de despedida. Es imposible reunirte en familia donde todos viven la misma pérdida. Pero creo necesario el poder "sacarlo" de alguna manera, expresar los sentimientos que la pérdida conlleva.
Me bloqueé. Las personas que me daban el pésame yo les respondía con: "la vida sigue", "ya era justo y necesario para él"... ¿En serio?, ¡Era mi abuelo! Claro que compartimos muchos momentos, claro que aún me acuerdo y si cierro los ojos puedo escuchar su voz y oler su esencia. Como por qué me trabé, no es sano. Creo que ese ritual está en pausa, tiene que haber un cierre de todo esto, un acompañamiento familiar en donde nos despidamos simbólicamente del abuelo. No nos podemos quedar así.
El sábado lloré como bebé. Se me venían muchos pensamientos a la cabeza, eso quiere decir que ahí hay algo atorado que quiere salir. Eso quiere decir que tengo trabajo que quiero hacer para mí y mi salud mental.Tengo una familia aquí en casa, mis hijos me necesitan y todo el día se están moviendo, pero también ellos me reconfortan. También mi esposo me escucha, me intenta comprender y me comparte sus pensamientos, sentimientos y experiencias y eso me da paz. La verdad sé que soy afortunada por tener una red familiar muy cercana y personas a las que sé que les importo y eso me ayuda a ver las cosas más claras y positivas.
Esto es extraordinario, esto se va a terminar, y todo regresara a la normalidad. Todo pasará y esto también.