domingo, 26 de junio de 2011

Noche sin Luciérnagas...

Pues resulta que no puedo estar contigo más,el tiempo está ganando, y ahora me dejo llevar.Pues resulta que me voy, es por lo pronto,porque aquí acaba mi vuelo junto a ti.Porque no me verás más y porque resulta preciso,que sigamos separados.
 
Despedirnos es a un tiempo y con nosotros,un asunto indispensable,como el que un día nos reunió. Despedir es devolver la libertad y es, retomarme y caminar sin ir a ti.Y es volver a dibujarnos cuando no está la otra parte que nos hiciera estrellar.
 
"Si mi amor" me dices si algo te pregunto,pero tu no me amas ya de tiempo atrás. Lo callábamos pensando que el mundo seguía adelante,porque nunca me decidirías soltar.
 
Y mira,que sé muy bien que puede que la vida nunca más destelle igual,pero en tanto habita el tiempo entre nosotros,y estas horas que lo dicen todo, encuentran su lugar.
Buscaré un silencio largo,más allá de donde el viento que hoy me lleva, determine la distancia.
  

 Y recordaré las horas a tu lado,como el sabor que he probado nunca se llega olvidar.Y cuando des más de mil mañanas nuevas,y aún me ronde tu recuerdo, algún presente me traerá.
La resignación y olvido de venturas y momentos que pasado son y que ya no lo seran más.
Y te llevaré conmigo y con mis pasos,y con ello habré de aprender a vivir.
Si bien sé que tu lo sabes ya que tanto lo hemos visto,todo empieza con nosotros donde vamos.
 
Mi vida,que queriendo como no lo quise yo,quien se viene hoy a marchar.
Pero cierto es que decir "ya no te amo",prolongó una despedida que emprendiste tiempo atrás.
Y con ella me encamino en esta noche sin luciérnagas,
que se abre con las llaves de tu nombre.
 
"Noche sin luciérnagas" de Fernando Delgadillo 

martes, 14 de junio de 2011

La vida te sorprende...

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más

DE PABLO NERUDA